Page 465 - Sencillamente Aquiles
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EL PERRO DE AL LADO
Pared por medio al salón
donde a trabajar me encierro,
tiene mi vecina un perro
que va a ser mi perdición.
Practica el perro en cuestión
la costumbre singular
de que le basta escuchar
que yo a trabajar me siento
para armar un aspaviento
que no se puede aguantar.
Mientras yo no lo importuno
permanece él tan callado
que parece que ahí al lado
no hubiera perro ninguno.
Mas después del desayuno,
cuando me siento a escribir,
rompe entonces a latir
en tal forma ¡el muy marrajo!
que del cuarto en que trabajo
me obliga el perro a salir.
Gracias al perro en cuestión,
cuanto trabajo acometo
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