Page 460 - Sencillamente Aquiles
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sencillamente aquiles
A cosas dulces, de muy buena gana,
la gracia de tu nombre les concedes
(me refiero a la rumba mexicana
según la cual ni caminar tú puedes).
Dondequiera que estás juegas la vida:
te asfixias en hedionda naftalina,
y si corres buscando una salida
el hombre a chancletazos te asesina.
Luego al corral escapas perseguida
y allí te espera el otro insecticida,
el más feroz de todos, la gallina.
Y aunque te busquen con aviesos fines,
ni procuras vengarte, ni te ofendes,
pues tú, Cucarachita, tan Martínez,
no eres parienta de Martínez Méndez.
1943
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