Page 458 - Sencillamente Aquiles
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sencillamente aquiles


                   Tras una vida
                   dulce y risueña,
                   con la cigüeña
                   las premió Dios.
                   Y cuando abrieron
                   las margaritas,
                   las lombricitas
                   ya no eran dos.
                   La primorosa
                   recién nacida
                   pasó la vida
                   sin novedad.

                   Y al cuarto día
                   de primavera
                   ya casi era
                   mayor de edad.
                   Quiso ir entonces
                   a una visita,
                   y su mamita
                   le dijo —¡No!
                   Mas de porfiada,
                   salió a la esquina
                   y una gallina
                   se la comió.














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