Page 466 - Sencillamente Aquiles
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sencillamente aquiles


                   ¡tengo que hacerlo en secreto
                   como si fuera un ladrón!
                   Pues apenas el bribón
                   oye que muevo el papel,
                   se pone como un chirel
                   a dar aullidos y gritos,
                   y eso que yo en mis escritos
                   nunca me meto con él.


                   Y es lo curioso, lector,
                   que mientras a mí me ladra
                   y el cacumen me taladra
                   con sus muestras de furor,
                   la otra noche un malhechor
                   entró a donde el perro habita,
                   de su rápida visita
                   se llevó hasta una ponchera,
                   y el perro ¡quién lo creyera!
                   no echó ni una ladradita.

























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