Page 92 - Sábado que nunca llega
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earle herrera


            portugués; un tercer grupo sostenía que se trataba de
            un híbrido. Pero Pietro jamás le dio importancia a eso.
            Cuando le preguntaban acerca de su nacionalidad, decía
            ser venezolano por naturalización y ensayaba una sonrisa
            tenue cuando a su respuesta algún vernáculo exclamaba:
            «¿Ve-ne-zo. . . quéééé?».
                La gente de San José enseguida notó que Piero era
            sumamente reservado, hombre de contadas palabras; que
            era soltero, que duraba mucho tiempo con la misma ropa,
            que jamás se le veía por el pueblo, excepto los domingos
            que asistía a misa de diez y que, además, y esto era lo más
            intrigante, todos los días, impecablemente, a las ocho y
            media en punto de la noche, bajaba la gran puerta de
            hierro sin ningún motivo aparente. Todos los negocios
            de San José cerraban a las diez, pero Pietro lo hacía a las
            ocho y media clavadas, ni más ni menos. Además,  qué
            necesidad tenía un hombre solo y para más señas italiano
            o portugués o híbrido de cerrar a tan temprana hora. La
            insinuación se convirtió en rumor: «Pietro es espiritista».
            De noche, cuando todo San José sueña, él se comunica
            con  espíritus que  vienen  del  otro  lado del mar  y  que
            hablan un idioma raro. Muchos juran que varias noches
            han escuchado el diálogo Pietro-espíritus ultramarinos
            detrás de la enorme puerta de hierro, muchos juran.
                Esa especulación, rumor o juramento hizo al Abasto
            Pietro de una sólida y fija clientela. Todos los que sostenían
            la tesis de los espíritus que de las ocho y media en adelante
            se juntaban con Pietro, eran incapaces de comprar en
            otra parte, por temor a caer en desgracia ante personaje
            de tan inigualables poderes. Pero había un sector que no
            creía en las tales facultades sobrehumanas del europeo
            y no perdía oportunidad para hacerle invivible la vida.

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