Page 58 - Sábado que nunca llega
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earle herrera


            da cuenta que ella está en Orión?». El agente sacó un papel
            sellado y leyó en voz alta algo acerca de sadomasoquistas,
            degenerados, bolcheviques, adictos, malparidos, putas,
            subversivos, irregulares y presos.
                ¿Presos? Nadie entendía la palabreja: pre-sos. P-r-e-
            s-o-s. ¿Por qué? Mientras nos sacaban del lugar, uno a uno,
            en fila india y con las manos en la cabeza, el papá de Rosita,
            el senador, en la puerta y con la cara prestada, lloraba
            para adentro y no dejaba de gritarnos, inexplicablemente,
            no sé qué cosa de la depravación gratuita y continental.
            No terminaban de comprender ni el pureto ni nadie
            que Rosita estaba en Orión y que sólo era cuestión de
            tiempo, de esperar que le pasara y ya. Tampoco era para
            ponerse histérico por tan poco, ni para estar con ofensas y
            calumnias.
                Pero luego supimos que la muerte fue cierta, que
            Rosita se quedó para siempre en Orión. Gracia me miró
            de una manera extraña, con la misma mirada del senador.
            «¿Sería la brujería?», pensé infeliz,.«¿ Cuántas cápsulas fue
            que le di de verdad?» Oh, qué irreversible fue el viaje hacia
            Orión, maldito Orión y su cancha de estrellas. Oh, Rosita,
            dime ¿nos veremos?
                Primero  sacaron  a  Gracia  y  después  a  los  demás.
            Detrás de las rejas, solo, me quedé yo recordando cuántas
            cápsulas fue que puse en el vaso. Las luces de la fiesta me
            llegaban desde Orión con el color del miedo. Rosita reía
            allá, chutando estrellas. Dentro de mí se hizo una luz que se
            apagó antes de que captara algo y, de pronto, la noche cayó
            sobre la celda en pleno mediodía y empezó como  una
            fiesta de puras luces negras, enmarañadas luces negras de
            cuyo seno emergió el Gato, y no dejó de causarme sorpresa
            su presencia en la cárcel, pues yo pude ver cuando hace un

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