Page 89 - Perforación mediática
P. 89

En cualquier momento, al escorpión se le dispara el instinto y
           aguijonea a su benefactor. Lo probó Honduras. Lo probó Ecuador.
                 Los estudiosos de la realidad colombiana han dicho que en
           ese país accionan cuatro ejércitos: el oficial, el de las guerrillas, el
           del narcotráfico y el del paramilitarismo. Se le suma un quinto: el
           de la potencia más poderosa de la tierra, que no respeta fronteras
           ni soberanías. ¿Tienen  o no razón los países de Suramérica para
           manifestar, como lo han hecho, su preocupación por las siete
           bases del imperio instaladas en el vecino país?
                 En el caso particular de Venezuela,  las áreas marinas y
           submarinas del golfo de Venezuela son una vieja y permanente
           tentación para la oligarquía cachaca, siempre guapa pero ahora
           apoyada. ¡Ay de los que acepten transportar un alacrán en su
           espalda!


           DOS IMPERIOS, UN PAÍS
           España fue un imperio que encontró su ocaso en las antiguas
           colonias de América Latina, con Venezuela a la cabeza. Estados
           Unidos es un imperio al que no le gusta alboroto (gobiernos pro-
           gresistas) en su patio trasero. También aquí, con la Revolución
           Bolivariana en la vanguardia, Venezuela está a la cabeza del al-
           boroto. Los países latinoamericanos y caribeños se cansaron de
           ser traspatios.
                 Los poderosos no disimulan y poco les importa que sus
           mentiras sean develadas. Con el montaje de las armas de destruc-
           ción masivas, Estados Unidos, Inglaterra y la España de Aznar
           desataron una guerra que costó más un millón de muertos en
           Irak. Descubierta la falsedad, los genocidas ni siquiera ofrecen
           disculpas, no por arrepentimiento, sino por lo menos para guar-
           dar las formas.
                 En una misma semana, el viejo y el nuevo imperio voltea-
           ron su mirada inquisidora hacia Venezuela. Primero apareció un



                                   89    Earle Herrera
   84   85   86   87   88   89   90   91   92   93   94