Page 456 - Lectura Común
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La lectura común                             Lectura para impacientes
              de su valía prolongan en una obra interminable porque se ha
              hecho vallejianamente universal. Vivió la calle, lo escueto y el
              sufrimiento humano en sí mismo y en el prójimo y se preguntaba
              qué estaría haciendo ahora la tristeza y sus “luyidos vientos” en el
              Perú. Nadie tuvo más tierra sola, más palabra negra y blanca de
              espina y desierto. La poesía hecha por hombre le debe esta escri-
              tura tallada en la propia carne del ser. La ternura lo vino a buscar
              a París hartas veces. Ruda como el país de los cóndores, el humo
              de los choclos y el adiós de la madre en su casa de cenizas. Escri-
              bía en primera persona (la de mayor ingrimitud) una lengua de
              llanto y desasosiego. Su mejor amigo fue el hombre golpeado por
              la injusticia, culpable de cometer un sueño, y su gran amor fue la
              muerte, de cuya plenitud tenía ya el recuerdo. No llovió, ni era
              jueves, cuando le jurara eternidad, pero sí Viernes Santo, un día
              en “que Dios estuvo enfermo”.                                [ 455 ]






              Gustavo Adolfo Bécquer
              Rimas / Leyendas
              Cartas desde mi celda

                  Sevillano triste, pálido, malamado, tísico, sin fandango, ni
              toros, ni juerga, Gustavo Adolfo Bécquer es la negación misma del
              gitano y cantaó. El romanticismo lo lastimó con el idilio truncado
              y la infidelidad. Tuvo que conformarse con suspirar por la ingrata,
              respirar el aire de su ausencia.
                  La perdida, lo inconcluso, lo vagaroso, la fragilidad, el descon-
              suelo, la melancolía, la muerte, ocuparon su desvelo sin amada.
              Acaso esa quebradiza belleza de sus Rimas asegure la predilec-
              ción que inventadamente le profesan los amorosos.
                  Los fanáticos de la fantasmagoría, el trasmundo, lo diabólico
              y el delirio hallarán en cambio un desusado Bécquer en la mag-
              nífica prosa de sus Leyendas. Sus historias reservan a menudo






       Lectura comun heterodox   455                                   13/4/10   12:36:33
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