Page 458 - Lectura Común
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La lectura común                             Lectura para impacientes
              mazorca de maíz en los labios, la enemistad acérrima a la escuela,
              es decir, salpicado de invectivas, la afición por la trapacería? No
              en vano su creador, Samuel Langhorne Clemens, quien se hacía
              pasar por Mark Twain, había advertido a los pillos de su tiempo
              (el siglo XIX de los primeros grandes ricachones, la irrupción
              del consumismo, el imperialismo, la colonización de Sur) que su
              anécdota en nada beneficiaba a la infancia, siendo como en ver-
              dad es una novela para adultos, bien que exija de sus lectores el
              ánima libertaria de nuestra primera edad, la rebeldía que desco-
              noce todo asedio, toda chatura moral. Como ocurre en las obras
              maestras de la literatura, Las aventuras de Huckleberry Finn con-
              forman una metáfora del hombre. En este caso, el símil habría que
              buscarlo en Ícaro, en cierta manera su álter ego; sólo que ahora no
              es un pájaro humano el que se atreve a medirse con los cielos, sino
              un mozalbete del sur; una criatura de río, quien prefiere bogar
              por el Old Man River en procura de una plenitud para su alma,
              profunda como los abismos lacustres y andariega como su propio   [ 457 ]
              corazón sin orillas.
                  Entre Huck Finn y Mark Twain hay hartas afinidades: la irre-
              verencia social, la  conducta del  Mississippi siempre yéndose,
              siempre lejos, retrasando toda vida inane. El humor (del que era
              ducho el escritor bigotudo de ensalvajada cabellera) jalona las
              páginas donde la sonrisa y la tristeza nos son imprescindibles. El
              travieso personaje se alía a Jim, un negro que, como su pequeño
              amigo, huye de la esclavitud y del racismo que castiga a los suyos.
              Y allá van, río abajo, ser adentro.






              William Shakespeare
              El rey Lear/ Otelo

                  Ninguno de los personajes de William Shakespeare escapa a
              nuestra semejanza. Hasta sus reyes y sus nobles acusan nuestro






       Lectura comun heterodox   457                                   13/4/10   12:36:33
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