Page 287 - La escena contemporánea y otros escritos
P. 287
Mariátegui: política revolucionaria. Contribución a la crítica socialista
En Les Enchainements la novela es un pretexto. El protagonista
es un pretexto también. El poeta Serafín Tranchel no vive casi su vida
actual. Revive su vida de otros siglos. Es un caso de individuo en quien se
despierta la memoria ancestral, Barbusse aplica en su novela una teoría
científica. La teoría de que “todas las impresiones sin excepción no sola-
mente quedan inscritas, en potencia y en estado latente, en el cerebro,
sino que se trasmiten integralmente de individuo a individuo”. Y aquí
surge, seguramente, para algunos, otra cuestión de procedimiento esté-
tico. ¿Se debe hacer intervenir a la ciencia en una obra de imaginación? El
debate sería superfluo. La cuestión resulta impertinente, extraña, despla-
zada. Una obra de estas proporciones tenía que llevar el sello de la época
y de la civilización a que pertenece. Tenía que representar la sensibilidad
y cultura de un hombre de Occidente. Criatura de su siglo, Barbusse no
podía explicarse sino científicamente las reminiscencias, los recuerdos
ancestrales de su personaje. De otra suerte habría flotado en la atmósfera
de la novela algo de esotérico, algo de sobrenatural que habría deforman
do sus líneas. Ninguno de los ingredientes del laboratorio de Maeterlinck
podía servir a Barbusse. La convención empleada simplifica, además,
extremamente la arquitectura de Les Enchainements. Las visiones, las
evocaciones de Serafín Tranchel se suceden, nítidas, lúcidas, plásticas, sin
ningún nexo artificioso. Barbusse nos conduce parsimoniosamente por el
Infierno, el Cielo y el Purgatorio. Su técnica suprime el viaje. De una edad
nos hace pasar a otra edad. En cada episodio, en cada cuadro, el mismo
drama reaparece dentro de un decorado distinto. No hay transiciones, no
hay intervalos extraños a ese drama. Esto es lo que Les Enchainements
tiene de cinematográfico, en la acepción noble de este adjetivo. Pero cada
episodio, cada cuadro no es una titilante y fugitiva visión cinematográfica.
Es un gran fresco. Las figuras no son escultóricas como las de los frescos
de Miguel Ángel. Tienen más bien esa especie de vaguedad de los frescos
de Puvis de Chavannes. Esa especie de vaguedad que tienen casi siempre
los protagonistas barbussianos.
La técnica toda de Les Enchainements, si se ahonda en su génesis, es
esencial y típicamente barbussiana. Barbusse emplea en esta obra el
método de sus obras anteriores. Le Feu no es tampoco una novela. Es una
crónica de las trincheras. Es un relato del horror bélico. El procedimiento
286
BM_Laescenacontemporaneayotros escritos_TomoI.indd 286 08/10/10 17:48