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La escena contemporánea y otros escritos
la cabeza, se pronunciaron en contra, dentro del grupo; pero en el parla-
mento, por razón de disciplina, votaron con la mayoría. El voto del grupo
parlamentario socialista se amparaba en el concepto de que la guerra
era una guerra de defensa. Más tarde, cuando el verdadero carácter de la
guerra empezó a precisarse, la minoría se negó a seguir asociándose a la
responsabilidad de la mayoría. Veinte diputados socialistas se opusieron
en el Reichstag a la tercera demanda de créditos de guerra. Los líderes
mayoritarios, Ebert y Scheideman, reafirmaron entonces su solidaridad
con el Estado. Y, desde ese voto, pusieron su autoridad al servicio de la
política imperial. La minoría fue expulsada del partido.
La derrota obligó a la burocracia del socialismo alemán a jugar un
papel superior a sus aptitudes espirituales. Sobrevino un aconteci-
miento histórico que jamás habían supuesto tan cercano sus pávidas
previsiones: la revolución. Las masas obreras, agitadas por la guerra,
animadas por el ejemplo ruso, se movieron resueltamente a la conquista
del poder. Los líderes social-democráticos, los funcionarios de los sindi-
catos, empujados por la marea popular, tuvieron que asumir el gobierno.
Walter Rathenau ha escrito que “la revolución alemana fue la huelga
general de un ejército vencido”. Y la frase es exacta. El proletariado
alemán no se encontraba espiritualmente preparado para la revolución.
Sus líderes, sus burócratas, durante largos años, no habían hecho otra
cosa que extirpar de su acción y de su ánima todo impulso revolucio-
nario. La derrota inauguraba un período revolucionario antes que los
instrumentos de la revolución estuviesen forjados. Había en Alemania,
en suma, una situación revolucionaria; pero no había casi líderes revo-
lucionarios ni conciencia revolucionaria. Liebknecht, Rosa Luxemburgo,
Mehring, Joguisches, Leviné, disidentes de la minoría que, convertida en
Partido Socialista Independiente, se mantenía en una actitud hamlética,
indecisa, vacilante reunieron en la Spartacusbund 181 a los elementos más
combativos del socialismo. Las muchedumbres comenzaron a reconocer
en la Spartacusbund el núcleo de una verdadera fuerza revolucionaria y
a sostener, insurreccionalmente, sus reivindicaciones.
181 Spartacusbund: Liga de Espartaco. Nombre del Partido Comunista Alemán
fundado por Carlos Liebknecht.
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