Page 270 - La escena contemporánea y otros escritos
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El caso Jacques Sadoul
Enfoquemos el caso Jacques Sadoul. El nombre del capitán Jacques
Sadoul, a fuerza de ser repetido por el cable, es conocido, en todo el
mundo: la figura es menos notoria. Merece, sin embargo, mucho más
que otras figuras de ocasión, la atención de sus contemporáneos. Henri
Barbusse la considera “una de las más claras figuras de este tiempo”.
Sadoul es, según el autor de El Fuego, uno de los luchadores que debemos
amar más. André Barthon, su abogado ante el Consejo de Guerra, cree
que Sadoul “ha sido un momento de la conciencia humana”.
Un Consejo de Guerra condenó a muerte a Sadoul en octubre de
1919; un Consejo de Guerra lo ha absuelto en 1925. Sadoul no ha sido
amnistiado como Caillaux por una mayoría parlamentaria amiga. La
misma justicia militar que ayer lo declaró culpable, hoy lo ha encontrado
inocente. La rehabilitación de Sadoul es más completa y más perfecta
que la rehabilitación de Caillaux.
¿Cuál era el “crimen” de Sadoul? “Mi único crimen —ha dicho Sadoul
a sus jueces militares de Orleans— es el de haber sido clarividente contra
mi jefe Noulens”. Toda la responsabilidad de Sadoul aparece, en verdad,
como la responsabilidad de una clarividencia.
Sadoul, amigo y colaborador de Alberto Thomas, Ministro de Muni-
ciones y de Armamentos del gobierno de la unión sagrada, fue enviado
Rusia en setiembre de 1917. El gobierno de Kerensky entraba entonces
en su última fase. Su suerte preocupaba hondamente a los aliados.
Kerensky se había revelado ya impotente para dominar y encauzar
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