Page 362 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
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362  Rafael Ramón Castellanos



                   Deseando dar un testimonio relevante y la más incontestable
                 prueba de que el gobierno de Colombia no quiere la guerra, de que
                 ama al pueblo peruano, y de que no pretende abusar de la victoria
                 y humillar al Perú, ni tomar un grano de arena de su territorio;
                 apruebo, confirmo y ratifico este Tratado. 473

               A este documento elaborado para una acción inmediata no se le dio el
             estricto beneficio de lo acordado, especialmente en los más importantes ar-
             tículos y hubo una maniobra dilatoria durante casi cuatro meses. El ejército
             peruano desatendía el ordenamiento legal firmado y ratificado para la en-
             trega de Guayaquil. Sin embargo Sucre confiaba en la diplomacia y estaba
             orgulloso de ella. El 27 de junio reunidos en el Cuartel de Buijo los Comi-
             sionados de Colombia y el Perú, acuerdan una suspensión de hostilidades:
                   mientras dure la misión que ha llevado de S E. el Libertador el
                 coronel Antonio de la Guerra, cerca del Ilustrísimo Señor Gran
                 Mariscal, general en jefe del ejército del Perú, que está en Piura,
                 reclamando la entrega dé la plaza de Guayaquil para celebrar un Ar-
                 misticio que dé lugar a entrar en Tratados los gobiernos supremos
                 de Colombia y el Perú, que se termine una guerra tan calamitosa
                 y que decididamente ha querido evitar la República de Colombia,
                 desde la primera misión de paz que trajo el general O’Leary, y que
                 fue desoída por el anterior gobierno del Perú. 474
               Los Estados Unidos seguían muy de cerca los acontecimientos, pues los te-
             mores de la agudización de las acciones bélicas desalentaban a todos, cuando
             esperaban una paz definitiva y duradera que permeabilizara con las jóvenes re-
             públicas, todo género de relaciones mercantiles y económicas en general. Es in-
             teresante el juicio que el Ministro Plenipotenciario en Bogotá, general William
             H. Harrison, hace al respecto, adornando su informe con una breve retrospecti-

             va que parece más un basamento para acicatear una postura intervencionistaen


             [ 473 ]_ Ídem, p. 333.

             [ 474 ]_ Verlo en Tarqui documentado. A I. Chiriboga. Tomo III, p. 435-436.
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