Page 209 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
P. 209

La dimension internacionaL deL Gran mariscaL de ayacucho 209



          sostener la razón internacional que impelió hacia el porvenir tales docu-
          mentos. Un historiador de la categoría de Wólfram Dietrich, ya en 1945
          cuando se extinguían los últimos vestigios de la Segunda Guerra Mun-
          dial, hace constar que en 1820 Sucre propuso un tratado encaminado a la
          humanización de la guerra:
               La sugerencia encontró, cordial resonancia, todos insistieron en
             que fuese el mismo Sucre quien se encargara de la redacción del
             texto. Ya vimos en qué alto grado cumple con las exigencias de un
             gran corazón, y cuanto cede con sus estipulaciones lo que, en los
             años posteriores, y hasta hoy en día, se considera en el círculo de las
             naciones civilizadas como la manera humana de hacer la guerra, fue
             el fundamento para las, desde luego, tan rápidamente desenvueltas
                                                        288
             relaciones sinceras entre españoles y americanos.
            Este juicio es de una categoría convincente. Dietrich demuestra que al
          concluir la guerra mundial (1939-1945) el espíritu y la acción del Mariscal
          seguían oficiando como aún lo hacen ahora. Sin aquel Tratado agrega el
          escritor:
               no hubiese sido posible el famoso y tan cordial encuentro en-
             tre el general Morillo y el Libertador, y aquel emocionante abrazo
             en Santa Ana, destinado a inaugurar una nueva era, como nunca
             habría sido imaginable. En su sombra benéfica pudo Sucre, muy
             pronto, escribir las bellas palabras al Obispo de Popayán: “Anegada
             la América en lágrimas y sangre, inundada por torrentes de críme-
             nes y de horrores en la más destructora guerra, pedí al Dios de la
             Justicia un término a sus males. La humanidad unió sus quejas, y
             los amantes del bien y de la razón no fueron insensibles. El genio de
             la concordia viene de mediador: la España que había juzgado rebel-
             des a sus hijos emancipados, los considera como hombres, y los hi-
             jos de la Iberia y los hijos de Colombia se abrazan como amigos”...



          [ 288 ]_ DIETRICH, Wólfram.- Antonio José de Sucre. Caracas, C.A. Editorial Las Nove-
          dades, 1945, p. 114.
   204   205   206   207   208   209   210   211   212   213   214