Page 180 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
P. 180

180  Rafael Ramón Castellanos



                   Importa no menos al ministro granjearse la confianza de los otros
                 miembros del cuerpo diplomático, y penetrar los designios de las po-
                 tencias extranjeras con relación a la corte en que reside, para moverlos
                 o contrariarlos según convenga a los intereses de su nación; punto
                 delicado en que no siempre es fácil conciliar las máximas del honor y
                 de la moral con la destreza diplomática. 255

               Dentro de otra estampa de esta eficacia del general Sucre hay que recalcar
             que la guerra se había humanizado. Frente a un hombre de la categoría moral
             y política de él, no era posible la malignidad ni los trasfondos de la mentira o
             la traición. Tal vez por ello, aunque no hubo coincidencias, al comenzar junio
             de 1823, entre los altos Jefes españoles privó un pensamiento de la misma
             altura que el que él había inspirado aún desde antes de 1820, y especialmente
             en este año, y aunque un emisario suyo enviado ante el General en Jefe José
             Canterac, fue desconocido en su misión y retenido por los españoles, los me-
             canismos ya instaurados ondeaban en el Derecho Internacional para velar por
             la vida de los combatientes, heridos, prisioneros y aun muertos. Que sea el

             General José Trinidad Moran, quien nos dé la versión detallada en la cual está
             palpablemente demostrado que el espíritu del Héroe cumanés, estaba presen-
             te y vivo desde los formidables pedestales del Tratado de Regularización de la
             Guerra del 26 de noviembre de 1820 en Trujillo, de Venezuela:
                   Mi ingreso al Perú el 1° de mayo de 1823 —apunta Morán— de
                 Edecán del General Sucre y antes de un mes de hallarme en Lima,
                 de acuerdo con el Presidente Riva Agüero, fui encargado de un parla-
                 mento al ejército español, proponiendo suspensión de armas; medida
                 con la cual el General Sucre se proponía ganar tiempo para que los au-
                 xilios de Colombia que se movían en la vasta extensión de aquella Re-
                 pública, llegasen al Perú. A las inmediaciones de Tarma encontré los
                 primeros cuerpos españoles mandados por el General Loriga, quien
                 notificó al General Canterac los objetos de mi comisión. El General




             [ 255 ]_ BELLO, Andrés.- Principios de derecho internacional. Caracas, Almacén.
   175   176   177   178   179   180   181   182   183   184   185