Page 178 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
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178  Rafael Ramón Castellanos



                 de punto de contacto en los peligros comunes, de fiel intérprete de
                 sus Tratados Públicos y de juez, árbitro y conciliador en sus disputas
                 y diferencias. 252

               Fue por lo tanto Sucre menos que ajeno e indiferente, participativo y coope-
             rador en esta notoria actividad de la diplomacia americana, con el desempeño
             de estas plenipotencias ante los gobiernos de Perú, Chile y Buenos Aires. Bien
             clara está la interpretación en cuanto a que sirvió de lazo y contacto en la ins-
             trumentación de los cánones respectivos para que desde ya comenzase a tomar
             calor el elevado pensamiento del Libertador que culminaría con la convocatoria
             del referido Congreso Anfictiónico, predestinación monumental cuando en

             1815 en su célebre Carta de Jamaica, acotó un juicio imponderable:
                   Qué bello sería que el Istmo de Panamá fuese para nosotros lo que
                 el de Corinto para los griegos ¡Ojalá que algún día tengamos la for-
                 tuna de instalar allí un augusto congreso de los representantes de las
                 repúblicas, reinos e imperios a tratar y discutir sobre ¡os altos intereses
                 de la paz y de la guerra con las naciones de las otras tres partes del
                 mundo! 253

               Efectivamente, el 7 de diciembre de 1824 convocará a dicho evento inter-
             nacional a los gobiernos de Colombia, México, Río de la Plata, Chile y Gua-
             temala y lo llevaría a feliz realización, con el beneficio de haber proyectado en
             el tiempo, incólume hasta nuestros días y hacia el porvenir, la necesidad de
             que obraran de común acuerdo en toda la América los respectivos países, lo
             cual hoy por hoy, es mayormente imprescindible para la solidaridad ameri-
             cana, como puede apreciarse cuando en esa oportunidad Bolívar escribiera:

                   El día que nuestros plenipotenciarios hagan el canje de sus poderes,
                 se fijará en la historia diplomática de América una época inmortal.
                 Cuando, después de cien siglos, la posteridad busque el origen de
                 nuestro derecho público, y recuerde los pactos que consolidaron su


             [ 252 ]_ Ídem, p. 12-13.

             [ 253 ]_ BOLIVAR.- Cartas del Libertador. Tomo I, p. 232.
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