Page 129 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
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             la frivolidad más miserable de que pudiera valerse un hombre para
             cohonestar sus extravíos. Quisiera hacer más honor a la reputación
             de V. E. El capitán Barrero pudo haber llevado papeles públicos
             porque no creería una falta conducirlos durante el armisticio en que
             la comunicación ha sido franca. Los ciudadanos reciben en Colom-
             bia en todos los tiempos los papeles españoles, y aun el gobierno los
             circula: así es que las proclamas de los jefes españoles las leerá V. E.
             en nuestros periódicos; bien es cierto que nuestra Constitución no
             está fundada sobre el terror. Barrero pensó que iba cerca de magis-
             trados liberales y no calculó que las palabras son las que únicamente
             se han cambiado en el sistema español respecto a América.

               Ya me he extendido demasiado: V. E. sabe que era mi deber anun-
             ciar el rompimiento de hostilidades, y que había de intimarle por
             el conducto de un oficial. Si V. E. ha llevado sus miras como creo,
             hasta extraer a mi comisionado las instrucciones privadas que lleva-
             ba, habrá observado en ellas la dignidad y miras benéficas que me
             animaron para dirigirlo a V. E. revestido de mis poderes, y no sólo
             como simple conductor de un pliego ¿y por qué V. E. no permitió
             que él me escribiese los sucesos de su prisión? V. E. lo ha determi-
             nado, a la verdad con el objetivo de hacerse de don Atanasio Larios
             por medio de una política rastrera. Solicitándolo V. E. por los trá-
             mites regulares y con la moderación debida, podría haber logrado
             el canje con los prisioneros que existen en su poder (ilegible) tanto
             las acusaciones que hay contra Larios. Los jefes de un gobierno libre
             son generosos de hecho, y muy superiores a la pueril vanidad de
             aclamarse tales, pero V. E. me obliga a recordarle que recientemente
             (en noviembre pasado) fue aprehendido cerca del Cuartel General
             Libertador el teniente del ejército español Vinchenti y después de
             15 ó 20 días de arresto en que se le justificaron todos los delitos
             que se imputan a Barrero, S. E. el general Bolívar mandó ponerlo
             en libertad; jamás se ha hecho mención de este rasgo filantrópico;
             pero puede acaso informarlo a V. E. el coronel Morales. Y ¿no habrá
             una vergonzosa confusión al comparar este procedimiento con la
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