Page 126 - La dimensión internacional del Gran Mariscal de Ayacucho
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126  Rafael Ramón Castellanos



               Por otra parte no perdía de vista los informes sobre los movimientos de
             las fuerzas españolas y como el Tratado de Armisticio firmado en Trujillo
             de Venezuela el 25 de noviembre de 1820 estipulaba un lapso de seis meses
             para la reanudación de hostilidades, que se cumplirían el 26 de mayo de
             1821, Antonio José de Sucre está vivamente interesado en la fecha para
             precisar la actuación futura, pues como artífice de ese trascendental instru-
             mento es el más llamado a las estrictas normas de fiel cumplimiento. Por
             ello, en acatamiento al artículo 12° respectivo “que obliga a cualquiera de
             las partes que vuelva a las hostilidades, a dar aviso anticipado cuarenta días

             antes del rompimiento” así lo hace saber al General Melchor Aymerich,
             máximo representante del ejército español en la Provincia de Quito. 176
               Le envía una comunicación con su Edecán, el Capitán Eusebio Borrero,
             quien pasa al campo enemigo en calidad de Comisionado. En la misma le

             hace saber
                   que las tropas de la república situadas en esta parte, quedan fuera
                 de los compromisos a que estaban sujetas por el armisticio, pasados
                 cuarenta días desde hoy, es decir el 24 de junio entrante. 177

               Recalca que por la distancia a que se encuentra del gobierno central de la
             República, no sabe qué otras negociaciones se hayan realizado entre ambos
             mandos al respecto, y pone en conocimiento del Jefe español que
                   la Junta de Gobierno de Guayaquil ha declarado la provincia
                 que representa, bajo los auspicios y protección de Colombia, y “ha
                 dado en consecuencia sus poderes al Libertador Presidente para
                 comprenderla en todos los tratados que el gobierno hiciera con las
                 naciones amigas, neutrales o enemigas, y ha confiado sus negocios
                 militares al Jefe de la república destinado a obrar en el Sur de Co-
                 lombia. En virtud de esto la humanidad y la justicia exigen, que mi



             [ 176 ]_ Ídem, p. 323.

             [ 177 ]_ Ídem, p. 324.
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