Page 53 - La Campaña de Quito
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52                                              La Campaña de Quito (1820-1822)



          españoles; pero no así las milicias cuya instrucción y disciplina eran de-
          ficientes.
               La organización era idéntica a la del Ejército Patriota, diferenciando
          tan solo en el número de compañías, pues cada batallón debía contar con
          siete de fusileros en vez de seis que tenían asignadas los del partido con-
          trario. También como en el Ejército Patriota, los batallones no disponían
          del completo de compañías previstas en la organización.
               La infantería estaba armada con fusiles sistema español, del mismo
          modelo que el de los patriotas, y la caballería con sables y lanzas.
               Los cañones eran de plaza y campaña, pero igualmente de modelos
          anticuados.
               El coronel López, como es sabido, ejercía el comando activo del
          Ejército. El coronel Tolrá había sido nombrado en los últimos días co-
          mandante de la caballería.
               López era americano de nacimiento pero al servicio de los realistas.
          Tomado prisionero en 1820 por las tropas de Urdaneta, antes del comba-
          te de Huachi, se plegó, aparentemente desde luego, a la revolución, por
          lo que la Junta de Guayaquil le confirió el mando de un batallón; mas a
          poco intentó una reacción que Sucre develó oportunamente, viéndose
          entonces obligado a fugar a Quito, arrastrando parte del batallón, donde
          volvió a tomar servicio en las filas realistas.

          Procedimientos tácticos en uso

               A fin de apreciar el desarrollo de la batalla dentro de sus verdaderas
          características y poder fundamentar después el correspondiente juicio
          crítico, precisa referirse a los métodos de combate por entonces en uso.
               Eran estos los mismos en uno y otro ejército y se reglaban por el
          Tratado Español de Táctica de 1808. Dicho tratado se inspiraba en los
          procedimientos de la escuela prusiana fundada por Federico II, con li-
          geras innovaciones arrancadas de los nuevos métodos que hicieron su
          aparición con la Revolución Francesa, es decir, que se esbozaba el orden
          disperso y se tendía a sustituirse el lineal por el orden profundo.
               La infantería, nervio del combate como siempre, formaba en dos
          líneas: la primera en tres filas con los individuos codo a codo, pero con
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