Page 19 - La Campaña de Quito
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18                                              La Campaña de Quito (1820-1822)



          Guayaquil, para lo cual ambas columnas se reunirían previamente en la
          región de Yaguachi, debiendo marchar la de Aymerich por Quito-Gua-
          randa y la de González desembocar a la costa por la quebrada de Cañar.
               Sucre, bien informado de este plan y de los movimientos iniciales
          que le sucedieron, decidió mantenerse en una posición central desde don-
          de, sin dejar de cubrir Guayaquil, maniobraría conforme a las circunstan-
          cias. Eligió al efecto Babahoyo —término de la comunicación fluvial con
          Guayaquil y comienzo de la vía terrestre a Quito—, donde se situó el 7 de
          agosto con todo su grueso ascendente apenas a 1.200 hombres.
               La ocupación de Babahoyo representaba sin duda para el coman-
          do patriota una positiva ventaja sobre su adversario, puesto que situado
          como se hallaba este punto sobre el eje de marcha que precisamente de-
          bía seguir la columna Aymerich, quedaba Sucre en aptitud de interrum-
          pir la reunión de este con González, que desembocaría mucho más al sur,
          y, de consiguiente, poder hacer frente por separado a cada uno de los dos
          agrupamientos enemigos.
               El 12, en efecto, Aymerich aparece a la vista de los patriotas, quienes
          inmediatamente ocupan las posiciones de Palo Largo, resueltos a detener
          al enemigo; pero el jefe realista, sorprendido al encontrar ocupado Ba-
          bahoyo, no intenta el ataque y hace alto de hecho, esperando noticias de
          González al que había citado recién para el 28.
               Sucre penetra desde luego los motivos que inducen al enemigo para
          detenerse; pero antes de tomar su decisión, también él quiere saber de
          González, ya que la presencia inopinada de este a su retaguardia le signi-
          ficaría un grave peligro, mucho más cuando sus efectivos reducidos no le
          permiten distraer un solo soldado para cubrirse en la dirección amenaza-
          da. Pone, pues, en actividad su servicio de espionaje y mediante este llega
          a saber, el 16, que González se encontraba todavía en la sierra y que con
          toda probabilidad no alcanzaría Yaguachi hasta el día 18.
               La situación para el partido patriota se presentaba entonces perfec-
          tamente clara. No teniendo que vérselas por el momento más que con el
          cuerpo de Aymerich, sus esfuerzos tenían que concretarse a destruir este
          enemigo, el más inmediato y por lo mismo peligroso; batida esta colum-
          na, que constituía el grueso de las fuerzas realistas, la maniobra contra
          González vendría a ser un acto secundario.
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