Page 16 - La Campaña de Quito
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I. Operaciones de 1820
                    Insurrección de Guayaquil. Combate de Huachi



               El espíritu revolucionario con tendencias verdaderas a la emancipa-
          ción, propagado desde 1809 por la Junta de Gobierno de Quito, se man-
          tenía latente en muchas poblaciones del territorio, especialmente en Gua-
          yaquil, esperando solo un momento favorable para revelarse. Tal ocasión
          se presentó hacia el año 1820 en que el conocimiento del desembarco
          de la Expedición Libertadora en las costas del Perú, el pronunciamiento
          de Esmeraldas, Tumaco y Buenaventura, y finalmente, las consecuencias
          derivadas de la Batalla de Boyacá ganada por Bolívar en agosto del año
          anterior, que permitió al general Santander amenazar la frontera norte de
          la presidencia de Quito, determinaron a un grupo de oficiales america-
          nos pertenecientes a la guarnición de Guayaquil, entre los que figuraban
          los peruanos Escobedo, Álvarez, Farfán y Eléspuru, a tramar y llevar a
          cabo un movimiento revolucionario que estalló en la madrugada del 9 de
          octubre del citado año, mediante la sublevación del batallón “Granaderos
          de Reserva” (formado en su mayor parte por soldados cuzqueños), del
          que era segundo comandante el teniente coronel Escobedo.
               Después de los primeros pasos tendientes a la organización de un
          gobierno provisional, el 8 de noviembre se constituyó definitivamente
          una Junta Gubernativa que tenía como presidente al poeta José Joaquín
          Olmedo y como vocales al coronel Rafael Gimena y a don Francisco
          Roca.
               La Junta hizo conocer el movimiento producido a Bolívar y San Mar-
          tín y procedió inmediatamente a la reorganización de las fuerzas de la
          guarnición —las que en su mayor parte se habían declarado por la inde-
          pendencia—, a fin de hacer frente a las tropas realistas de Quito. Se llegó
          así a constituir una división de 1.800 hombres con cuatro cañones que se
          puso bajo las órdenes del coronel Urdaneta; esta tropa, con más entusias-
          mo que reflexión, tal vez, salió de Guayaquil y marchó por Babahoyo sobre
          la capital con la firme intención de atacarla. El general Aymerich, presi-
          dente de Quito, al saber el pronunciamiento de Guayaquil y luego el osado
          avance de los insurgentes, que después de haber sublevado las poblaciones



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