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Earle Herrera














            YO JUGUÉ CON ENZO HERNÁNDEZ


            No crea que alguna vez le quité el guante a Remigio

            Hermoso, me acomodé en la segunda base de los Tiburones
            de La Guaira, para formar con Enzo Hernández la más eficaz
            máquina de hacer dobleplays de la década los 70. Pero sí ju-
            gué con Enzo en un equipo llamado “Los Latinos” que, para
            nuestra gloria adolescente, quedó campeón de voleibol en el

            naciente Liceo Guanipa de El Tigrito.

                  Un año antes, habíamos ingresado a la secundaria en
            el Liceo Briceño Méndez. Teníamos la misma edad, 12 años,

            y nos dio la bienvenida una protesta cuya consigna era: ¡Liceo
            sí, cuchitril no! Todo porque la sede del viejo instituto era una
            casona descascarada que se fatigaba en la segunda carrera nor-

            te de El Tigre. Corría 1961 y se iniciaba en Venezuela la que
            se conocería como la década violenta, marcada por la guerra
            de guerrillas y la represión indiscriminada bajo la consigna
            de “disparen primero y averigüen después”.


                  En el patio de tierra del liceo nos recibió para darnos
            clase de Educación Física el entonces joven profesor Juan
            Facendo, futuro hacedor de campeones anzoatiguenses, quien



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