Page 107 - Guanipa-Endenantico
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Earle Herrera
LA PRIMERA JUGADA DE ENZO HERNÁNDEZ
Octubre llegó con olor a pelota y lluvia. Corría 1961. Los pue-
blos del sur de Anzoátegui no tenían estadio, pero la mesa de
Guanipa era el estadio más grande del mundo. Los niños de
El Tigre, San José de Guanipa y San Tomé ignorábamos que
mientras jugábamos en el diamante imaginario de un pela-
dero (terreno baldío, según la echonería municipal), éramos
escritos por un señor llamado Miguel Otero Silva. Éramos
los hijos del petróleo, olvidados del petróleo. Éramos esos ni-
ños de Oficina No 1, casi reales, casi ficticios.
El primer día de clase en el liceo es inolvidable.
También el primer día de una materia llamada Educación
Física. El Liceo Briceño Méndez era una vieja casona que
se tambaleaba en la segunda carrera norte de El Tigre.
Su entrada la coronaba una pancarta colocada allí por la
Juventud Comunista. Decía “¡Liceo sí, cuchitril no!”. Tres
chicos de 12 años y pantalones cortos entramos al patio
de tierra que hacía de pista y campo. Un profesor de porte
atlético metido en un mono nos pasó la lista: “Hernández,
Enzo; Laucho, Jesús; Herrera, Earle”.
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