Page 400 - Fricción y realidad en el Caracazo
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ficción y realidad en el caracazo
—Un cerrícola en ejercicio literario por una serie
de circunstancias. Hasta cierto punto escribir de esa ac-
tualidad, de ese hecho inmediato, fue un poco ser perio-
dista, una forma de dar una noticia, porque lo escribiste
y lo publicaste en el periódico.
—Fue por encargo y en cuestión de horas. Fue en tres
horas y dictado por teléfono
—Fuiste un corresponsal en el barrio.
—En el periódico sabían que yo estaba en el barrio
y dijeron «vamos a ver qué dice este de allá».
—Y entonces cubriste un velorio, porque ese velorio
existió.
—Sí, cómo no, lo que está allí, claro, dicho de un
modo que tiene que ver con mi estilo de narrar, pero todo
ocurrió tal cual.
—Tú estabas allí observando y registrando.
—Participé, tomé vino Lambrusco. Me tomé como
dos botellas con los amigos allí.
—Pasaron un fin de semana cubriendo una noticia,
una noticia roja, de páginas de sucesos.
—Y como uno no podía salir, veía lo que traía la gente,
yo no saqueé porque, por supuesto, estaba en contra de los
saqueos, pero la mayoría de la gente saqueó.
—¿Comiste carne de res y tomaste vino?
—Sí, cómo no, disfruté. Me incorporé a la fiesta y a la
tragedia también. Fuimos al entierro del muchacho.
—Hay una parte que me parece graciosa. ¿Qué es
eso de que te piden un relato, o cuento ficticio del perió-
dico y tú lo escribes y luego lo dictas? ¿Qué te pareció
esa experiencia?
—Tenía que hacerlo de inmediato, no estaba traba-
jando, no podía salir y no lo podía hacer, pues yo soy de
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