Page 31 - Fricción y realidad en el Caracazo
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earle herrera


              gobierno que va de 1963-1968, la represión policial hará
              pagar a justos por pecadores. La tortura se instala en el
              sistema con aberrante cotidianidad. El Gobierno instauró
              los llamados teatros de operaciones, popularmente cono-
              cidos como TO, en varias regiones del país. En rigor, son
              centros militares de detención arbitraria, incomunicación
              y tortura. Allí van a parar no solo guerrilleros, sino tam-
              bién simples sospechosos. Uno de estos casos es el de un
              modesto vendedor de libros, Efraín Labana Cordero, co-
              nocido por los horrores que relató en el libro TO3. Campo
              antiguerrillero (1969), en el que cuenta su sobrecogedora
              experiencia a los periodistas José Vicente Rangel (quien
              luego sería ministro de Relaciones Exteriores y vicepre-
              sidente del gobierno de Hugo Chávez) y Freddy Balzán
              (exjefe de la Oficina Central de Información del mismo).
                  Pero antes, José Vicente Rangel había dado a conocer
              un libro titulado Expediente negro (1967). El mismo revela
              en sus páginas el asesinato del profesor Alberto Lovera,
              miembro del Partido Comunista de Venezuela, quien
              luego de prolongadas torturas fue lanzado al mar con un
              pico atado al cuello con cadenas. Para contrariedad de sus
              verdugos, el mar devolvió su cadáver a las playas de Le-
              cherías, situadas en el oriente del país, específicamente en
              el estado Anzoátegui.
                  Como los señalados, serán muchos los casos denun-
              ciados de tortura, desaparecidos y muertos a manos de
              los cuerpos de seguridad. Esta situación genera más vio-
              lencia y mientras la guerrilla responde con las armas, los
              estudiantes liceístas y universitarios hacen de las protestas
              callejeras y manifestaciones parte de sus programas de es-
              tudio. Incluso a las marchas pacíficas la policía respon-
              derá violentamente y muchos jóvenes inocentes perderán

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