Page 30 - Fricción y realidad en el Caracazo
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ficción y realidad en el caracazo


            jóvenes de América hallan su Quijote y suben a las mon-
            tañas siguiendo las huellas de sus sueños. Pasarán varios
            años para que muchos recuerden con Calderón de la Barca
            que «los sueños, sueños son» y desanden sus pasos. Otros
            no retornarán jamás y dejarán sus huesos sembrados en las
            sierras o caerán en las calles de las guerrillas urbanas. Pero
            los mártires, desde siempre, han alimentado las llamas.
                De allende los océanos, como decir, del otro lado del
            mundo, sopla el viento del este, la Revolución Cultural
            china y los pensamientos condensados en el Libro rojo de
            Mao. La lucha es planetaria y el Lejano Oriente es una
            cercanía cotidiana. También allá, en el sudeste asiático,
            David enfrenta a Goliat, en los arrozales de Vietnam. La
            imagen del Tío Ho (Hồ Chí Minh) observa desde las pa-
            redes de Caracas o Buenos Aires. Además de estratega mi-
            litar es un delicado poeta, y sus versos se leen con reverencia
            en las universidades.
                Dentro de las entrañas del monstruo donde habitara
            José Martí, como él mismo lo escribiera —EE. UU.—,
            se alzan voces de protesta contra la guerra de Vietnam y
            surgen movimientos radicales como el del Black Power
            y las Panteras Negras. Y en el seno de los países del tercer
            mundo, las condiciones objetivas traducidas en miseria,
            hambre, desempleo, explotación, desnutrición y muerte no
            dejan duda de que a ese orden hay que cambiarlo. Buena
            parte de la Iglesia así lo entiende y pronto el mundo oirá
            hablar de la teología de la liberación. La juventud vene-
            zolana de la década 1960-1970 apostará fuerte a la revo-
            lución. Como apuestan los jóvenes, se jugarán la vida por
            sus sueños libertarios.
                Un quinquenio agitado es el de Rómulo Betancourt
            y no menos el de su sucesor, Raúl Leoni. Durante este

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