Page 283 - Fricción y realidad en el Caracazo
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earle herrera
el poder adquisitivo se deterioraba desde que se inició
un proceso indetenible de devaluación de la moneda en
1983, cuando el dólar pasó de 1,30 bolívares a 7 y 14 bo-
lívares por unidad; los servicios públicos de salud, educa-
ción, agua potable, habían llegado a un estado crítico, en
algunos casos, de colapso.
1.6 A estas causas socioeconómicas, se unían las polí-
ticas. El modelo político instaurado en el país en 1958, con
la caída de la última dictadura, lucía agotado. La demo-
cracia representativa había devenido en un bipartidismo en
el que las dos grandes organizaciones —Acción Democrá-
tica y el partido socialcristiano Copei— se turnaban en el
poder cada cinco años. La participación de los ciudadanos
en la democracia representativa imperante se limitaba a la
consignación de su voto cada quinquenio. Los estados ele-
gían dos representantes a la Cámara del Senado, pero estos
eran seleccionados por las cúpulas partidistas en Caracas,
de modo que la mayoría de las veces no guardaban ninguna
relación con las entidades federales a las que, en teoría, re-
presentaban. El centralismo, en consecuencia, ahogaba
la voz y participación de la provincia en la toma de deci-
siones, incluso de aquellas que las afectaban directamente.
1.7 Los ciudadanos se encontraron sin canales reales
de participación y expresión. Las asociaciones de vecinos,
los sindicatos, las organizaciones populares y los gremios
profesionales estaban bajo el control de los grandes par-
tidos. Asimismo, los poderes públicos: Ejecutivo, Legis-
lativo y Judicial, la Fiscalía General, la Contraloría de la
Nación y el Consejo Supremo Electoral. Pocos respira-
deros tenía la sociedad. Es en este contexto sociopolítico
en el que se da el estallido popular de Caracas y las princi-
pales ciudades del país. Las organizaciones que pudieron
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