Page 236 - Fricción y realidad en el Caracazo
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ficción y realidad en el caracazo
La cuarta y última parte de la novela se titula «La ca-
terva». En el texto de la obra, esta palabra tiene la con-
notación de pandilla, banda. Son los que gobiernan al
país y los dueños de la economía. La clase dirigente. Los
grandes corruptos, del sector público y privado. Los que
se han apropiado de la renta petrolera. Argenis Rodríguez
traza el perfil de los nuevos y viejos ricos. De las amantes
de los presidentes que, de secretarias privadas con un mo-
desto sueldo, terminaron con mansiones en Miami y Eu-
ropa. Del miedo de los empresarios ante los sucesos, los
ataques a su sede (Fedecámaras) y la repentina decisión de
aumentar en dos mil bolívares los sueldos de los obreros,
algo a lo que se habían negado hasta la víspera del Ca-
racazo. Allí están como causa de una explosión popular
—el Sacudón del 27 y 28 de febrero— el desengaño de
un pueblo de sus dirigentes políticos; la corrupción desca-
rada y la ostentación; la injusta distribución de la riqueza
en un país petrolero; el enriquecimiento de unos pocos
y el empobrecimiento de las mayorías; las promesas incum-
plidas y el recurso de la fuerza para ahogar toda protesta,
en una democracia representativa que solo era ejercida por
el pueblo cada cinco años, cuando iba a votar para que los
partidos que gobernaban desde 1958 alternaran su turno
en el poder.
Una novela, pues, con mucho de periodismo, de cró-
nica de los días, inscrita en esa corriente literaria que el
crítico Julio Miranda, ya citado, denominó «realismo di-
recto». Argenis Rodríguez evita la abundancia retórica.
Llama «al pan, pan y al vino, vino». El diálogo es la téc-
nica más usada en esta obra, un recurso que le permite
distanciarse de los personajes y dejar que estos se desen-
vuelvan e interactúen. Mediante el sarcasmo, la ironía, el
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