Page 190 - Fricción y realidad en el Caracazo
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ficción y realidad en el caracazo
actos. Antes fue el populacho el blanco de sus dardos;
la masa de marginales que quiso imitar a los poderosos,
«Leporello, tratando de parecerse a Don Juan». Es en este
marco irónico en el que asoma el Cabrujas dramaturgo, al
comparar las ilusiones del pueblo con el Sueño de una noche
de verano, la comedia shakeaspereana; al citar a Strindberg
con familiaridad: «si ha de creerle uno al amargado de
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Strindberg» , al emplear la terminología del teatro. Apa-
rece el guionista de cine, hablando de Queimada de Ponte-
corvo y la distribuidora de películas Warner Brothers. Se
perfila el joven de izquierda que fue Cabrujas al ironizar
con el asalto al Palacio de Invierno, la canción de la Inter-
nacional, el «Bella Ciao». Todo, para desmitificar el Ca-
racazo, una explosión popular en la que muchos vieron la
antesala de una revolución.
Para el dramaturgo, la muchedumbre nunca se planteó
la toma del cielo por asalto. Su impulso obedecía a motivos
más pragmáticos e inmediatos: una gavera de refrescos, un
par de zapatos de marca, una lavadora. Cabrujas, el cro-
nista, nos coloca frente al país real, a lo que somos. Y eso,
ciertamente, incomoda, aunque nos haga reír, precisamente
porque el columnista nos colocó un espejo enfrente.
Dramaturgo, guionista de cine y televisión, profesor
universitario, columnista, José Ignacio Cabrujas fue uno
de los intelectuales más brillantes del siglo XX venezo-
lano. Murió en 1995, a la edad de 58 años. Una selección
de sus crónicas fue recogida en el libro El país según Ca-
brujas (1992). Un país que vive en sus obras de teatro y que
palpitaba semanalmente en el registro de sus crónicas.
10
Ibid., p. 11.
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