Page 74 - El cantar del Catatumbo
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gentes y a preservar y fomentar sus más genuinas expre-
siones culturales.
En nuestro continente, desde siglos, salvo contadas
y fervorosas excepciones, se ha eclipsado, cuándo no,
malversado el legado cultural de los pueblos originarios.
Su recuperación y preservación en el contexto de un
diálogo de sociedades con disímiles realidades no está
exento de riesgos.
Con respecto a este punto, Gustavo Pereira, gran poeta
venezolano, al referirse al encuentro con la específica
cultura de estos pueblos, expresa (Día Crítica Num. 0 ):
“Hay algo que tenemos que ver con cuidado. Me refiero
al proceso que hemos convenido en llamar de acceso a
la cultura. El peligro reside en quedarnos allí, en abrir
únicamente las puertas y no abrir en paralelo o al unísono
las compuertas de la participación. Corremos los riesgos
de empezar a reproducir los elementos de dominación. Mi
inquietud es la siguiente: quien abre las puertas, pone las
reglas del juego. Entonces debemos tener mucho cuidado
con eso.”
En este sentido, las políticas de inclusión que la
Revolución Bolivariana ha elaborado para y con los
pueblos originarios, parten del reconocimiento como
un patrimonio vivo de la nación, de sus particulares cul-
turas. Lesionarlas, tergiversando su espíritu más legítimo,
podría significar la pérdida de verdaderos reservorios de
conocimiento y sabiduría.
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