Page 50 - El cantar del Catatumbo
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como sabemos, tuvieron en los países periféricos sus más
inmediatas víctimas.
Luis Herrera Campins, que estuvo al frente del go-
bierno entre 1979 y 1984, devaluó el hasta entonces
invulnerable bolívar dejando al descubierto la crisis del
modelo industrial.
Ya en su segundo mandato, Carlos Andrés Pérez, al
fomentar la corrupción entre sus familiares y allegados,
a la vez que adhería sin cortapisas a las políticas neoli-
berales (con la consiguiente exclusión de los capas más
desfavorecidas a las que había sometido a una serie de
ajustes para enfrentar la crisis), disparó los detonantes
para el alzamiento de los pobres y de la clase media vene-
zolana que se concretaría en el llamado Caracazo, cuando
ya el 87% de la población desaprobaba esa gestión.
El 27 de febrero de 1989 la poblada tomó la ciudad
e irrumpió en los supermercados en busca de los pro-
ductos que les eran inaccesibles, generando un mo-
vimiento que fue ferozmente reprimido, dejando un
saldo de cuatrocientos muertos y la evidencia de que
era urgente la necesidad de un cambio radical, cuyos
efectos se harían visibles tiempo después, cuando el
entonces teniente coronel Hugo Chávez Frías se alzó
en armas contra el régimen.
Este levantamiento tuvo lugar la noche del 3 al 4 de
febrero de 1992. Lo retomaré en detalle más adelante,
al relatar, desde sus inicios, la participación de Chávez
en la política venezolana.
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