Page 25 - Ecosocialismo
P. 25
24 Ecosocialismo l Andrés Bansart
sino, a lo más y en parte, de ecología política, no se trata aquí de
describir la biodiversidad y analizarla. Sólo se trata de mostrar su
importancia en nuestro continente y, después, relacionarla con
otros fenómenos como, por ejemplo, el agudo problema alimenticio
que está sufriendo el género humano. A propósito de los Andes,
tomemos solamente el ejemplo de la papa. Su historia se inició
hace 8.000 años cerca del lago Titicaca a 3.500 m. sobre el nivel del
mar. En la región andina, numerosísimas generaciones de agricul-
tores han creado miles de variedades de papas. Todavía, hoy en día,
algunos campesinos cultivan hasta 50 variedades en sus fincas. Se
contaron 1.200 variedades de papas en tierras altas y unas 4.000 en
los valles.
De tal manera, Abya Yala posee tres de las cinco áreas de mayor
importancia del planeta en cuanto a biodiversidad. Gran parte de
lo que se come a diario en los países de Europa u otras partes del
mundo, por ejemplo, proviene de esta Abya Yala (la papa, el maíz,
el tomate y el cacao entre otros). Muchísimas plantas medicinales
provienen del Amazonas. Esto ilustra la inmensa biodiversidad de
Nuestra América.
A la biodiversidad, hay que agregar la etnodiversidad. Esta
empieza por la diversidad étnica que existía entre los pueblos
originarios antes de la invasión europea. Luego, vinieron nume-
rosos otros pueblos. Lo que, durante cinco siglos, fue causa y conse-
cuencia de innumerables e indescriptibles dramas humanos, de
esclavitudes, separaciones, divisiones, fragmentaciones, oposi-
ciones, y de incalculables y espantosos enfrentamientos, ahora
puede convertirse en una situación positiva: una etnodiversidad
considerada y asumida como una inmensa riqueza humana.
El término etnodiversidad viene del griego έθνοϛ (pueblo) y
del latín diversitas (variedad). Nuestra América, después de cinco
siglos de sufrimiento, puede valorar la variedad de los pueblos que
la componen y los innumerables mestizajes que siguen produ-
ciendo una rica diversidad antropológica.
El ser colectivo (y, desde luego, los individuos que lo componen)
debe tener una cultura ecológica, que a la vez es ciencia y conciencia.