Page 18 - Ecosocialismo
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Ecosocialismo 17
Deberíamos más bien hablar de retroalimentación: partimos
de una praxis revolucionaria, fruto de los movimientos populares;
nos alimentamos de esta voluntad popular y de hechos concretos;
luego, nosotros, “trabajadores intelectuales al servicio del pueblo”,
reflexionamos sobre estas acciones. Nuestra “teorización” debería,
entonces, permitir a los actores sociales retroalimentarse. Las
reflexiones de los científicos sociales no deben tener otra preten-
sión que crear herramientas para que estos actores sociales puedan
reflexionar ellos mismos sobre su praxis.
Y la dialéctica seguiría: los actores sociales se reconocerían o
no en las teorías y, a partir de su aceptación o su rechazo, reforza-
rían o modificarían sus acciones. Mientras tanto, los “científicos
sociales” tendrían que escuchar al pueblo, ir observando sus nuevas
acciones, su progresión, aprender de él e ir perfeccionando o modi-
ficando sus reflexiones teóricas.
Los mismos líderes populares tienen a menudo intuiciones
y expresan las necesidades, los deseos y la voluntad popular. Sus
discursos levantan las masas. Pero se trata de discurso en el sentido de
oralidad. Las culturas de los pueblos de Nuestra América son esencial-
mente orales. La comunicación es esencialmente oral. Así, los líderes
políticos sienten lo que sienten las masas populares y expresan estos
sentimientos. Al mismo tiempo, lanzan ideas que se van concretando
en proyectos. Los científicos sociales deben escuchar al pueblo, escu-
char a los líderes del pueblo, observar los fenómenos sociales que
engendran y analizarlos, comprenderlos y crear modelos a partir de
esta “ex-presión”, de esta presión que viene del pueblo.
De este modo las teorías acerca del socialismo no serán el fruto
de académicos encerrados en la torre de marfil de las universi-
dades u otros centros de investigación, sino que serán el fruto de
esta dialéctica entre el pueblo en marcha y los científicos sociales.
El oiko-socialismo
Por lo que hemos dicho anteriormente, esperamos que nuestra
intención, al escribir estas páginas, quede bien clara: no queremos