Page 287 - Agroecologías insurgentes en Venezuela Territorios, luchas y pedagogías en revolución
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Agroecologías en el siglo XXI: síntesis de un esfuerzo colectivo | 287



          esto  se  tradujo  especialmente  en  el  desprecio por  sus  conocimientos,
          técnicas y principios. Este último aspecto ha sido, para la agroecología,
          uno de sus mayores retos: dialogar dejando atrás cinco siglos de negación,
          reconocer dejando a un lado la superioridad de la urbe.
             Europa y la urbe dialogan con y desde la ciencia; su racionalidad es
          científica: emana del reduccionismo y la fragmentación para la producción
          (Bautista,  2014).  El  campo dialoga desde  la sabiduría,  esto es, con la
          racionalidad  de la  vida, con conocimiento que  es cultura  (y  viceversa)
          y fluye desde la complejidad de la trama de los seres vivos y no vivos;
          integra y se enfoca en la reproducción, la reproducción de la vida toda.
          Cabe preguntarse: ¿cómo ha logrado la agroecología establecer puentes
          transculturales? Posiblemente, se ha logrado por dos razones distintas y
          no igualmente válidas. El término agroecología —por ser muy joven y haber
          sido acuñado por una suerte de espacio marginal y crítico de la academia
          occidental— nació con plasticidad adaptativa y presto a ser definido y
          redefinido en el tiempo. Esta condición favoreció que tuviese acepciones
          más afines con el mundo académico, que se centran en la sustitución de
          insumos sintéticos por compuestos orgánicos o la aplicación de técnicas
          amigables con el ambiente, pero  con poco  o  escaso  alcance en las
          dimensiones políticas o culturales que amalgaman a la agricultura. Esta
          aproximación es usada, en ocasiones, para establecer un diálogo inicial
          o como denominador común proximal entre científicos o instituciones
          del Estado con las comunidades campesinas o indígenas. Sin duda, en los
          años que siguieron a la promulgación de la Constitución esta acepción
          fue sufriendo profundas transformaciones, al incorporar nuevas epistemes
          que abarcaron esferas políticas y culturales, que socavaron la aproximación
          netamente  cientificista  y  abrieron  un  canal  de  comunicación,  de
          reconocimiento y de integración mucho más vital y fructífero. Este abordaje
          dará cuerpo a numerosas iniciativas legales, educativas y programáticas
          que han sido reseñadas en el desarrollo de esta compilación.
             Un ejemplo de este tránsito conceptual podría verse en las
          transformaciones que sufrieran programas como las Redes Socialistas
          de Innovación Productiva, propiciadas por el Ministerio de Ciencia
          y Tecnología, en la primera década del proceso revolucionario; una
          iniciativa que implicaba el acompañamiento de sectores de la academia
          (que  tuvieran  la  disposición)  para  apuntalar  o  tecnificar  propuestas
          productivas locales. Luego de pocos años, algunas derivaron en proyectos,
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