Page 285 - Agroecologías insurgentes en Venezuela Territorios, luchas y pedagogías en revolución
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Agroecologías en el siglo XXI: síntesis de un esfuerzo colectivo | 285



          numerosas esferas  de la realidad nacional.  A lo largo de este  texto, se
          han mostrado pinceladas del complejo proceso venezolano en al ámbito
          agroalimentario a partir de 1999, como fecha hito, para el presente análisis.
          Así, el término de agricultura sustentable, plasmado en el artículo 305 de
          la Constitución, devenido en agroecología, ha reverberado en el sistema
          educativo, en el modelo agrícola, en las agendas de investigación, en el
          discurso campesino, en la emergente noción de ciudad agroproductiva,
          e incluso, como expresión de horizonte y trascendencia en la dimensión
          agroalimentaria del liderazgo político, en estos años. Esta masificación del
          término, y su noción de desiderátum en la producción de alimentos, es
          un logro: es tierra abonada para continuar su imbricación con la práctica
          y, por tanto, con su materialización última, que reside en los alimentos,
          la salud humana y en la salud de los ecosistemas, tres aristas del mismo
          triángulo (Domené-Painenao y Herrera, 2019).
             En  estos  veinte  años,  destaca  la  masificación  conceptual  de  la
          agroecología, emanada ella de  las demandas por  la inocuidad de  los
          alimentos,  la salud  de  los campesinos, la protección  del  ambiente  o la
          permanencia de las culturas ancestrales, como vaso comunicante o código
          vital de comunicación entre actores políticos y el campesinado, entre la
          urbe y el campo, entre los saberes científicos e indocampesinnos, entre
          maestros pueblo y profesores universitarios. Incluso llega a ser un término
          difícil de tolerar por los amparadores del modelo de agricultura industrial,
          categoría conceptual ante la que quedan, racionalmente, en minusvalía.
          En este sentido, haber logrado, a través de un concepto, un medio de
          reconocimiento de los unos con los otros —una horizontalidad, un cara
          a cara, con un aspecto tan estructurante de la vida, la política y el Estado,
          como son los alimentos— no es desdeñable; muy por el contrario, requiere
          de una valoración superior, una atención y una conciencia excelsas para el
          constante y, quizás, más radical abordaje de futuros escenarios en torno a
          la alimentación colectiva.
             Visto  el  impacto  de  la  Constitución  de  1999,  y  en  específico  del
          articulado  entre  el 305  y el 307,  desde  una perspectiva estructural  del
          sistema agroalimentario del país y sus implicaciones en la conformación
          del Estado, resulta fundamental reconocer la miríada de consecuencias que
          ha tenido en la determinación de otros cuerpos legales, como las leyes de
          Tierras, de Salud Agrícola Integral, de Semillas, de Seguridad y Soberanía
          Agroalimentaria, o del Plan de la Patria; además de la conformación de
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