Page 258 - Agroecologías insurgentes en Venezuela Territorios, luchas y pedagogías en revolución
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258 | Agroecologías insurgentes en Venezuela
a escala mundial va aumentando en las últimas décadas? El principio
fundamental, para la búsqueda de esas respuestas, es que no se pueden
tratar de forma separada las cuestiones socioeconómicas, ambientales,
tecnológicas, culturales y políticas. En la actualidad, en el Estado
constituido en Venezuela, el control de los sistemas agroindustriales y de
distribución de alimentos está bajo la influencia de la burguesía rural y la
burguesía financiera; estas participan, a su antojo, en el acaparamiento y la
especulación de alimentos perecederos y procesados.
Desde el punto de vista cultural, la subordinación de la agricultura a la
lógica de los intereses del capital industrial ha cambiado la diversidad y la
riqueza de las formas de vida y la relación con el trabajo en las comunidades
rurales en Venezuela y Latinoamérica; además ha distribuido los saberes
históricos construidos por las comunidades y pueblos, teniendo como
resultado el cambio de patrones en las formas de producción, de consumo,
de nuestros valores, en el empobrecimiento de la vida.
La concentración de la renta y de la tierra, a través del latifundio
priorizado por la agroindustria y la agricultura de exportación, va en
detrimento de la producción de alimentos básicos y propicia los altos
costos de producción de este modelo imperialista; ello determina el
aumento de precio de los alimentos en relación con el poder adquisitivo
de grandes masas de consumidores. Este fenómeno compromete nuestra
seguridad alimentaria y, en consecuencia, nuestra propia soberanía.
El acelerado éxodo rural de las comunidades campesinas e indígenas a
las grandes ciudades, para formar parte del incontrolado sector marginal,
es un triunfo que se adjudica el imperialismo; porque, de esa forma, se
disminuían los conflictos en el campo. La aplicación de las reformas
agrarias, en las décadas de los años sesenta, setenta, ochenta y noventa,
facilitaron la estocada final para la destrucción de nuestra agricultura, en
función de constituir un país minero o petrolero. Ese sector marginal del
agro, se ubica ahora en condiciones socioambientales muy precarias y
compromete seriamente las condiciones de vida de las áreas urbanas. Esta
situación no solo atañe a las familias que migraron del campo a las grandes
ciudades, sino a toda la población venezolana.