Page 260 - Agroecologías insurgentes en Venezuela Territorios, luchas y pedagogías en revolución
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que, para lograr una exitosa puesta en marcha de nuestra pequeña y gran
agroindustria, es necesario reimpulsar una política de repartición de tierras,
pero bajo la necesaria figura de ocupación colectiva de la tierra, que vaya
acompañada de la creación de Zonas de Desarrollo Agroindustrial, en
donde se impulse un plan estratégico integral a corto, mediano y largo
plazo, que favorezca el mejoramiento de la habitabilidad, que propicie el
retorno de la ciudad al campo de todo el ejército de productores agrícolas
y pecuarios, formados y capacitados para cumplir con las metas propuestas
en la planificación económica, a nivel comunal y nacional.
Es de destacar que, al referirnos a la puesta en marcha de un plan
estratégicamente concebido, se hace hincapié en los aspectos que van más
allá de la entrega de tierras, maquinarias, el financiamiento de cosechas o la
entrega de ganado. Se debe ir aplicando, de manera progresiva y sistemática,
una planificación que parta del compromiso que exige la demolición
de la lógica capitalista de producción; pero que, además, resuelva, en lo
inmediato, el reto de romper con la dependencia que tenemos con los
grupos empresariales que monopolizan la producción de las semillas y el
alimento para animales; además de ello, para lograr que el sector pecuario
y agrícola genere de manera eficiente y constante las materias primas que
serán refinadas en el proceso industrial. Asimismo, debemos contar con
un motor tecnológico propio que dé respuesta y soluciones técnicas a los
problemas diarios de manejo de cultivos y rebaños, así como disponer
de una industria pesada requerida para producir —no solo ensamblar la
maquinaria necesaria para una real industrialización del campo—. Se insta
a la aplicación de un modelo de producción agroecológico que incremente
la productividad y la capacidad de resistencia a las presiones ambientales,
al tiempo que minimice los gases que provocan el efecto invernadero, ya
que no podemos ignorar el hecho de que la agricultura, en sí misma, es uno
de los mayores emisores de gases de efecto invernadero. En el Plan de la
Patria, el comandante Chávez planteó la necesidad histórica de “preservar
la vida en el planeta y salvar a la especie humana”, lo cual supone, una
justa reflexión en torno a disminuir el impacto negativo ambiental que
resulta de la actividad agropecuaria; por lo tanto, queremos dejar claro que
para nosotros, es fundamental, lograr el reimpulso del sector agropecuario
bajo una óptica agroecológica (Alvarado, 2011). Mucho se ha hablado de
agroecología y de sistemas sostenibles en el tiempo, pero poco se maneja
esta realidad teórico-práctica a nivel mundial, y en especial, en Venezuela.