Page 252 - Agroecologías insurgentes en Venezuela Territorios, luchas y pedagogías en revolución
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252 |  Agroecologías insurgentes en Venezuela



         agrario actual, de degradación, destrucción de los ecosistemas naturales y
         agroecosistemas, se hace evidente. El acelerado proceso de deforestación,
         de erosión, de pérdida de la fertilidad natural de los suelos, la dependencia
         del agricultor hacia  los insumos, la  pérdida  de la  diversidad  biológica,
         etcétera,  han  aumentado la  vulnerabilidad  agrícola  y han  reducido la
         soberanía y la seguridad alimentaria de nuestro país. Todo este escenario
         es consecuencia de una visión rentista-cortoplacista, mal llamada económica,
         que no tiene escrúpulos en “matar la gallina de los huevos de oro”, como
         si las generaciones venideras no tuvieran el derecho y necesidad de estos
         recursos para permitir la perpetuación de la vida en la Tierra. No solamente
         la agricultura industrial moderna es la causa de esta situación; aun la visión
         extractiva de la herencia colonial se da en muchos lugares de nuestro país
         y se expresa en una agricultura de monocultivo, en grandes extensiones,
         y es fuente de injusticia social y de perturbación del equilibrio ecológico.
         Muchas de las formas tradicionales de la agricultura de nuestro país han
         estado  influenciadas  por  esta  visión,  por  lo  que  se  presentan  grandes
         problemas, como la quema, el sobrepastoreo, monocultivo y la falta de una
         cobertura apropiada del suelo. Estos problemas afectan el rico y valioso
         legado de  conocimientos,  tecnología, recursos  genéticos, cosmovisión
         de las culturas de la región que, hoy, conocemos como América Latina.
         No obstante,  esta  situación  insostenible,  muchas familias campesinas,
         indígenas,  afrodescendientes  y  pequeños  agricultores  o agricultoras  de
         Venezuela y otras partes del mundo, están demostrando que es posible
         mantener  una  producción  agrícola  eficiente,  conservando  la  base  de
         recursos que disponen, mediante un bajo o nulo uso de insumos externos
         o agrovenenos (Funes et al., 2001).
            Cada vez son más las investigaciones que confirman que las diversas
         experiencias de agricultura ecológica, en el marco de una economía
         campesina, son una alternativa viable al alto uso de recursos externos,
         como capital, productos agroquímicos, mecanización y asistencia técnica
         (Altieri, 1997). Estas señalan, además, evidencias positivas en cuanto a
         productividad, eficiencia, beneficios sociales, económicos y ambientales,
         lo que comprueba que la agricultura ecológica, dentro de una economía
         campesina estructurada e insertada al modelo agroalimentario, no es
         un  regreso  a  prácticas  tecnológicas  de  baja  eficiencia.  Por  encima  de
         los aspectos tecnológicos, cuando es aplicada apropiadamente
         —esto es: ecológicamente equilibrada, económicamente viable,
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