Page 155 - Marx Populi
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Miguel Mazzeo - Marx populi
                                 Mi guel M azzeo -  M ar x po puli

           en “fuerza plástica” (en términos de Friedrich Nietszche), capaz de asimilar
           el  pasado  y  lo  heterogéneo  en  sentido  transformador.  Habrá  que  adaptar,
           rediseñar, injertar, inventar. Habrá que elaborar lo que Marx, en una carta a
           Ferdinand Lassalle de 1861, llamaba las “formas mal comprendidas” (“Toda
           adquisición de un período anterior, apropiada por un período ulterior, es la
           antigua mal comprendida”). Habrá que crear nuevas leyes de coordinación.
           Habrá que proseguir y modif car, al mismo tiempo, sin que lo subsiguiente
           sea designio de lo precedente. Habrá que ser muy cuidadosos y cuidadosas a la
           hora de determinar cuáles son las “adquisiciones positivas” del capitalismo de
           las que vale la pena apropiarse, sin olvidar que la expansión de una revolución
           consiste en desarrollar su novedad radical y sus “desbordes”.
              Hete aquí las grandes paradojas de todo proceso revolucionario y las fuentes
           de sus contratiempos, sus contradicciones, sus ambigüedades, sus incoheren-
           cias y sus inevitables impurezas. En estas paradojas también acecha el riesgo de
           la conf scación y la burocratización. Resulta imposible sustraerse al peligro de
           la reintroducción por la ventana de todo aquello que debería ser desechado (el
           Estado, principalmente). De nada sirve reemplazar un ejecutivo capitalista por
           un funcionario rojo.
              Los  experimentos  abolicionistas  drásticos  y  absolutos,  las  estrategias
           basadas en el puro voluntarismo, no han funcionado. Ejemplos históricos
           como el Proletkult o la Revolución Cultural China son demasiado patentes
           como para pasarlos por alto. Dicho esto sin desdeñar en absoluto los aspectos
           más valiosos de la primera experiencia y algunos de los propósitos más conve-
           nientes de la segunda.
              Desde  nuestras  realidades  periféricas  las  “condiciones”  nunca  asumirán
           formas consumadas, siempre estarán en vías de aparición. Esta constatación
           no pretende establecer la imposibilidad de los “saltos”, tampoco debería ser
           considerada como un aval para el gradualismo. Por el contrario, los saltos serán
           indispensables. Habrá que combinar saltos dilatados con saltos moleculares,
           pero también debemos reformular la noción de “salto” y de “gradualidad”.
           Trotsky,  instigador  de  la  “revolución  permanente”,  en  su  obra  Literatura  y
           Revolución, propuso la idea de un “porcentaje de aleación de clase” contenido
           en las diferentes realidades por transformar y que of cia como inevitable punto
           de partida del proceso de renovación crítica.
              Los caminos de la invención están plagados de tortuosidades. Los reem-
           plazos  necesarios  en  formatos  alternativos,  las  renovaciones  críticas,  no  se
           podrán gestar de un día para el otro. La clave, nos parece, está en el “poder de
           los soviets”, traducido a un lenguaje más propio: en el poder de los caracoles,
           los consejos comunales y las comunas, las asambleas de base, etc. La clave está
           en todo lo que este poder simboliza: el conocimiento cabal de las determi-
           naciones, la gestión política de la transición por parte del pueblo, los modos


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