Page 13 - Marx Populi
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Miguel Mazzeo - Marx populi


              El  marxismo  que  propone  y  expone  Miguel  procura  comprender  y
           expresar aspiraciones, luchas y vivencias de los explotados y humillados, de
           aquellos y aquellas que Frantz Fanon denominara Los condenados de la tierra.
           Se trata, entonces, de un marxismo que pretende constituirse, desarrollarse
           (¡y transformarse!) asumiendo y reconociendo, en las heterogéneas corpora-
           lidades populares enfrentadas al capital, la posibilidad de un sujeto colec-
           tivo capaz de retomar y dar continuidad al combate por la emancipación
           humana. Barrunto también que, deliberadamente o no, la expresión Marx
           Populi sugiere (por asociación con aquello de Vox Populi, Vox Dei) la potencia
           mesiánica que el marxismo revolucionario tiene o debería tener: no promesa
           pasiva de un paraíso futuro, sino voz performativa que propone “tomar el
           cielo por asalto”.
              El estilo dialógico del libro invita a que los lectores, tras recorrer sus páginas
           con miradas desigualmente atentas y “entrenadas”, aporten el “plus” de sentido
           que  puedan  y  quiera  agregar,  elogioso,  crítico,  dubitativo…  La  opinión  o
           impresión que cada uno se haga, incluso si es “muda”, interna, puede ayudar
           a que este buen libro termine siendo una especie de coproducción del autor
           y sus lectores, apto para ser utilizado, difundido, discutido, según se quiera y
           entienda. Ciertamente, se trata de un libro que merece una lectura comprome-
           tida y crítica, no indiferente. Aunque se puede leer rápido, de un tirón, no es
           un texto “fácil”. Para aprovecharlo se requiere cierto esfuerzo personal y predis-
           posición a poner en juego la propia subjetividad y afectividad, para sentipensar
           un material abigarrado, que mezcla meditados análisis, hipótesis, rabia, deseos,
           angustias y frustraciones (individuales y colectivas). Porque es un apasionado
           llamamiento al compromiso, a la solidaridad y a la insumisión, para cambiar
           el mundo y cambiar la vida. Para eso, dice Miguel, debemos atrevernos a cons-
           tituir nuestro marxismo como problema, “a impensar el marxismo, esto es:
           a realizar un esfuerzo por detectar todo aquello que, engendrado o alentado
           alguna vez por el marxismo, se ha convertido en un límite para sus posibles
           desarrollos”. En igual sentido, agrego, es preciso aprender a desaprender, cues-
           tionar lo que en algún momento dimos por ya sabido, para posibilitar reno-
           vados aprendizajes.
              No creo que el cometido de un prólogo deba ser adelantar una elogiosa
           sinopsis de lo que luego deberá leerse. Por lo demás, en este caso me sería difícil
           o  imposible  hacerlo  con  solvencia,  pues  la  magnitud  y  profundidad  de  las
           elaboraciones de Miguel excede en muchos casos mis competencias. Trataré de
           aportar algunas opiniones que pueden ilustrar o agregar algo al libro, concen-
           trándome en algunos nudos temáticos: la revolución rusa, la crisis y tensiones
           presentes en el marxismo y la cuestión del cómo y con quiénes reinventar
           nuestro marxismo plebeyo.




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