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Sobre los modos de implantación del marxismo
Bolívar, José Antonio Galán, Toussaint Louverture, José María Morelos,
Mariano Moreno, Simón Rodríguez, Manuela Sáenz, entre otros y otras.
Se plantea aquí una paradoja. Ese carácter “irreconocible” del marxismo
sirve para hacer reconocibles los mejores elementos de la teoría revolucionaria
universal que porta: una razón práctica y liberadora, el énfasis en la historicidad
de los procesos sociales, un saber dinámico propenso a las reelaboraciones en
el marco de la experiencia histórica colectiva, entre muchos otros más inclu-
yendo a los arriba mencionados: la perspectiva subjetiva y política, relacional
y situacional, junto con la recuperación de elementos de no-identidad y auto-
determinación; los fundamentos de una modernidad alternativa; la dialéctica
negativa; la ratif cación de las aptitudes teóricas del concepto de fetichismo;
la dimensión de la totalidad como concepto crítico; los factores prácticos, los
esquemas sutiles no formalizados, las guías y no las reglas; la idea que plantea la
inexistencia de locus exteriores respecto de la relación capital-trabajo y la lucha
de clases, y la ética constitutiva de la teoría. El carácter irreconocible pone en
evidencia su capacidad de producir lo genérico (lo común emancipatorio) a
partir de las situaciones y diversidades subalternas, oprimidas y plebeyas. Otra
paradoja en la misma línea argumental: el marxismo termina encontrando sus
expresiones más acabadas cuando se asume como “inacabado”.
Hablamos de la teoría que se aparta del universalismo abstracto del
marxismo tradicional y se nutre de las “excepcionalidades”, de las “anormali-
dades”, ensanchando de manera permanente las posibilidades interpretativas y
transformadoras del marxismo, permitiendo un contrapunteo entre lo universal
y lo particular que haga posible un universal concreto y práctico fundado en la
dignidad humana. La posibilidad de que un sujeto plebeyo explotado y opri-
mido, una fuerza real, encarne un determinado universalismo que no sea ni
forzoso ni totalitario ni productor de intolerancia, nada más y nada menos. Un
universalismo crítico y autocrítico.
Ahora bien, las diversas circunstancias que contribuyeron a delinear una
condición irreconocible en el marxismo no evitaron el contrabando y la perma-
nencia de las nociones del marxismo tradicional. Estas últimas no siempre
fueron reelaboradas en sentido emancipatorio. Inclusive hubo reelaboraciones
elitistas, algunas monstruosas y otras delirantes. Estos accidentes forman parte
de un proceso cuyo signo distintivo es la impureza y la no linealidad. En las
revoluciones socialistas ha sido común la tensa convivencia de los costados
tradicionales y rupturistas del marxismo. Porque, además, las apropiaciones no
fueron realizadas por f lósofos de academia (constructores de “sistemas” o de
modelos formalizados) o teóricos consumados, estrictos a la hora de preservar
la coherencia interna de sus tesis, meticulosos en la def nición de los conceptos,
atentos a la coherencia de sus redes conceptuales, sino por seres humanos harto
falibles, enfrentados a poderosos blindajes sistémicos, expuestos a múltiples
condicionamientos y al legítimo deseo de conservar las posiciones conquistadas.
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