Page 44 - Carabobo Bajo Palabra
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44 earle Herrera



                 Se pusieron a pelear
                 no quedaba más remedio
                 Mucuritas, El Yagual
                 y las Queseras del Medio.

                Para un lector extranjero, habría que ir explicando cada uno de estos

             nombres, dados a las batallas de acuerdo con el sitio donde se libra-
             ban. El venezolano, en cambio, los viene escuchando desde la escuela
             primaria. En la batalla de Queseras del Medio el general Páez lanzó su
             famoso grito de «¡Vuelvan caras!». Así, aparte de su valentía, su sapien-
             cia y audacia militar, se fue fraguando su leyenda. Y siempre, entre sus
             tropas, el teniente de caballería Pedro Camejo, llamado Negro Primero
             porque solía decir que delante de él tan solo iba la cabeza de su caballo.

             Tal el temple de aquellos guerreros y guerreras de la independencia. La
             canción reconstruye la historia y los hechos:
                 Levantaron lanza y mano
                 repartieron sangre y grito
                 el Catire comandando
                 y el Negro de primerito.

                La historia de los dos hombres alcanza su más alto dramatismo cuando
             Camejo, herido de muerte, retrocede para despedirse de su jefe y de la vida:

                 Pero el Catire lloró
                 porque con el pecho abierto
                 el Negro le dijo adiós
                 ¡Adiós porque estaba muerto!

                Así anda Carabobo, la batalla de las batallas, de boca en boca, de pue-

             blo en pueblo, hecha canción, rezo, leyenda, creencia, fábula, corrido,
             copla, contrapunteo, sin dejar de ser lo que esencial y profundamente
             es: Historia, con mayúscula.
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