Page 536 - De Angostura a Colombia EL COMBATE POR LA LIBERTAD Y UNA MAGNA REPÚBLICA EN 1819
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534   Valmore Carrero



             restablecida república en el orden administrativo y militar, Bolívar
             dejó a Angostura y remontó las riveras del ancho y caudaloso Orinoco,
             rumbo hacia los llanos apureños, dando inicio de esta manera a la que
             resultaría siendo la complicada Campaña del Centro, cuyo principal
             propósito era la destrucción del ejército realista y la toma de Caracas. Su

             última carta de ese año la envía al general Lino de Clemente, agente de
             Venezuela en los EE. UU. el 30 de diciembre desde Angostura, en ella
             le advierte: “En este momento que emprendo ni marcha con el ejército
             de operaciones, que pasa de seis mil hombres perfectamente equipados,

                                                                            11
             sobre el Bajo Apure, para incorporar allí la Brigada del general Páez” .
               Habíase el general Páez ya ganado el prestigio de sus descamisados
             soldados y elevado por ellos a la imponente figura de un mítico cen-
             tauro. Tenía a la sazón unos 28 años cuando sucedió aquel decisivo

             encuentro con el Libertador, lo cual cambiaría el rumbo de su vida para
             siempre. De complexión robusta y modales propios de los hombres del
             campo, había forjado sus iniciales méritos en las armas a las órdenes
             del general patriota Manuel Pulido, quien posesionado sobre Barinas
             en 1815, lo elevó al grado de capitán, mismo con el que el jefe español

             Tiscar lo había tentado para atraerlo a su ejército, y aunque nacido en
             tierra venezolana, la ascendencia canaria de sus progenitores le había
             dado a su aspecto humano una tez de un rubio europeo, ganándole por
             ello el mote de “el catire”.

               Vendría a ser esta la primera vez que el Libertador circundaba aque-
             llas bajas tierras del mapa venezolano, bajo un ardiente sol cuyo rostro
             de mantuano nunca había estado acostumbrado. Debió sorprenderle la


             [11]_ Daniel Florencio O’Leary. Memorias del General O’Leary. Ministerio de la De-
             fensa. Edición conmemorativa al Sesquicentenario de la muerte de Simón Bolívar,
             Padre de la Patria, Imprenta Litográfica del Gobierno Nacional, Caracas, 1987. Volu-
             men 15. Carta n.º 360, p. 539.
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