Page 12 - América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista
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El rechazo al ALCA en la Cumbre de las Américas de 2005 fue el pri-
mer paso para el desarrollo de esta corriente heterogénea que suele
ser definida como progresista, popular o populista y que –justamente–
por su diversidad no permite encontrar una definición acabada.
El libro de Gerardo Szalkowicz y Pablo Solana es un intento por
encontrar respuestas a los problemas que enfrentaron y todavía
enfrentan estos gobiernos, cuando algunos ya han sentencia-
do que América Latina está volviendo a la “normalidad”, lo que
–traducido– significaría que los herederos y continuadores de
aquellos que han gobernado desde las independencias de las po-
tencias coloniales vuelven a gobernar; si es que alguna vez han
dejado de manejar los resortes jurídicos, económicos y políticos
que diseñaron para ellos mismos.
Está claro que dentro de esta corriente heterogénea hubo diferen-
cias notables también en la relación de los nuevos poderes con la
vieja institucionalidad. Es así que Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael
Correa decidieron refundar Venezuela, Bolivia y Ecuador convocan-
do a respectivas Asambleas Constituyentes para construir una nueva
legalidad en base a nuevos marcos jurídicos y políticos y a la partici-
pación popular. Por otro lado, hubo quienes, como Lula da Silva en
Brasil, decidieron pactar y negociar tejiendo alianzas con partidos
políticos en las antípodas de su pensamiento para preservar la “insti-
tucionalidad” heredada. Esto le sirvió para gobernar durante algunos
años y llevar adelante importantes transformaciones, hasta que sus
aliados decidieron retirarle el apoyo y empujar la caída del PT.
Desafiar a los más poderosos, aunque sea tímidamente, tiene sus
costos. Por eso hubo intentos desestabilizadores y destituyentes, gol-
pes de Estado fracasados y exitosos, como los sufridos por Manuel
Zelaya, Fernando Lugo y Dilma Rousseff que triunfaron en las urnas
pero fueron derrocados por golpes institucionales o movimientos de
dudosa legitimidad.
Si el rechazo al ALCA marcó el comienzo de una pugna entre una
corriente progresista (en el más amplio sentido de la palabra) y las de-
rechas conservadoras, a pesar de algunos reveses electorales o derro-
camientos, no se puede afirmar que se ha cerrado el ciclo progresista
como a la ligera intentan instalar los medios de comunicación afines
al pensamiento liberal que ya sentenciaron el “fin de un ciclo”.
Es posible tomar dos países como referencia de esta disputa que
continúa. Cuando asumió Mauricio Macri en la Argentina, el 10 de
diciembre de 2015, los partidarios de la presidenta saliente Cristina
Fernández convocaron a miles de seguidores en un hecho inédito de
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