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20 años en Batalla y Victoria
la fibra del realizador fue la reacción del propio Chávez cuando vio la
película. Hoy la considera un relato histórico cada día más vigente.
En primera persona
Carlos Azpúrua ha desarrollado una carrera cinematográfica de varias
décadas, haciendo documentales y películas de profundo contenido
social. Es conocido su trabajo de denuncia sobre las nuevas tribus y
los crímenes ecológicos, así como de reivindicación a los pueblos ori-
ginarios, con audiovisuales como Yo hablo a Caracas (1977), Pesca de
Arrastre (1980), Caño Mánamo (1983), Amazonas, el negocio de este
mundo (1986), entre otros. En ficción, con Disparen a matar (1991)
habló de la impunidad.
En paralelo a su devenir artístico, Azpúrua ha incursionado en la
política, siempre hacia la izquierda, como parte de las filas de los par-
tidos Causa R y Patria Para Todos (PPT), toldas con las que ha llegado a
ser diputado en varios períodos y a tener responsabilidades de gestor
cultural y líder gremial.
En la entrevista, el cineasta rememoró que la idea de rodar Amane-
ció de golpe surgió a partir de su propia experiencia en la madrugada
del 4F, cuando escondido en un clóset escapó a las ráfagas de fuego
cruzado que penetraron a su residencia de entonces, ubicada en las
adyacencias de La Casona. En ese momento dilemático supo que de
ahí salía una película.
“Yo vengo del 4 de febrero, estaba absolutamente al tanto de la
conspiración. Era diputado y sabía claramente que había ese proceso
de insurrección militar”, detalló.
El realizador aclaró que no manejaba detalles exactos de la ope-
ración, ni siquiera conocía a Chávez, pero a grandes rasgos estaba al
tanto de que algo se agitaba. Una vez se desencadenan los hechos,
confluyeron sus venas artísticas y de sensibilidad social.
“La idea surge en medio del fragor de la toma de La Casona. Yo in-
cluso llamo a José Vicente Rangel. Unos me dicen que no sea ingenuo,
que José Vicente sabía, pero a mí me consta que no sabía porque yo
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