Page 168 - Yo quiero ser como ellos
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presencia ¡Falso! Allí estuviese como siempre, interrumpiendo a
            cada rato, igual que en la reunión del último martes, protestando
            que la pauta estaba muy seria.

                      ¡Ah! ¿Pensaban dejarme afuera a mí? No, amigo, pase
            y siéntese en el piso, como siempre lo hace, la espalda contra la
            pared y la risa a flor de labios, Pedro quería hacer el trabajo sobre
            el Mayo Francés, dice Roberto; Pedro proponía entrevistar a los
            candidatos, observa Manuel. Pedro recogería el anecdotario del
            movimiento estudiantil, digo yo. Tantas veces Pedro esa noche,
            como diría Bryce Echenique, un loco de talento al que le robo
            el título para honrar al luminoso loco que nos alumbra la vida, a
            pesar del dolor. Tantas veces Pedro Chacín.

                      Pedro se quitaba la camisa para arropar al amigo y
            protegerlo del frío. Sonreído se frotaba el torso desnudo con las
            manos para darse calor él. Y si no era amigo el desabrigado, también
            se quitaba la camisa. Pedro vivía en eso, quitándose su camisa para
            arropar a los demás. Si el amor humano tiene nombre, se llama
            Pedro. La solidaridad era la hostia de su religión sin dogmas: su
            sacramento y su eucaristía. En el altar de mi corazón habita Pedro.

                      Porque cuando tropezaba alguien de sus afectos, su mano
            se tendía en la noche íngrima. Con rabia apartaba los índices de
            acusadores mediocres y se daba a gritar virtudes que a lo mejor
            el otro no tenía. En largos días de hospitales de otro amigo se
            convertía en enfermero: aquí están las pastillas, te traje otros
            pijamas ¿ha bajado la fiebre? Y al despuntar el día, donde no cantan
            gallos ni ruiseñores, la primera llamada traía su preocupada voz
            ¿cómo pasaste la noche?, ya salgo para allá, te llevo los periódicos,
            ánimo campeón, que pronto estaremos inventando proyectos y
            construyendo sueños. No se me achicopale.

                      Los pequeños seres, esos cuya jerarquía vital concluyen
            abruptamente  en  un  cargo  burocrático,  juran  que  cuando  un
            hombre de talento muere, ellos ascenderán. Su propia medianía
            les impide entender que un mediocre es mediocre porque es



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