Page 33 - Todos los versos
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deslizarse, y la caída acecha hasta en la muerte, como
               cuando durante una procesión que pasa, de gente lle-
               vando un ataúd al hombro, puede que se produzca «al-
               gún traspié sin caída cierta».

                     Sin embargo, el poema había empezado con la
               inmovilidad, con el hablante poético dirigiéndose a al-
               guien, a un tú, quizás a una mujer, a alguien con partes
               del cuerpo detenidas, con un cuerpo sin gestos, con la
               mención de seres que «tropiezan sin haber siquiera ca-
               minado», todo lo cual configura un vaivén ambivalente
               entre el desplazarse y el estar paralizado.


                     Este poema se desprende del que le antecede en el
               volumen, titulado «jardines», el cual, de esta manera,
               entra a formar parte de la serie de las vistas desde una
               ventana. Ese verso nos dice que «todo lo veía desde una
               ventana», es el último de «jardines», que es un poema
               que habla de libros, hojas y páginas, con un espíritu lú-
               dico, vinculando erotismo y lectura y haciendo juegos
               de palabras en relación a temas filosóficos, como la bús-
               queda de un centro, un espacio sagrado para la vida, un
               mandala, como cuando dice


                     puso una punta de saliva en el índice
                     puso la punta del índice en el centro del índice

                     Aquí el juego de palabras nace de la punta de un
               índice, el de la mano, y el centro de  otro, el índice de
               un libro.




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