Page 449 - Sencillamente Aquiles
P. 449

aquiles nazoa


              se ponen los sombreros de sus maridos para retratarse con
              ellos puestos y haciendo una venia militar. Hecha la foto-
              grafía, las espirituales consocias siguen paseando. Una de
              ellas ve a Cuchi y da un brinquito de sorpresa.
                  —¡Ay!, me privo: Ahí está Cuchi Hueleperro… ¡Jaló,
              Cuchi!
                  —¡Plasty! No me digas que eres tú. ¿Y ese milagro tú
              en el clús?
                  —Guá, con William Guillermo, que está antojadí-
              simo de comerse unas caraotas con langosta. Tú sabes que
              él se chifla por la comida criolla.
                  —¿Y dónde está ese sanababiche? No lo veo desde
              Mayami Flórida.
                  —Fue hasta la casa un momento en el carro. Figúrate
              que vino con intenciones de darse un baño en la piscina, y
              tuvo que devolverse porque se le olvidó el jabón… ¿Y ustedes
              no se conocen?
                  —Cómo no, niña… ¿Usted no es la cuñada del doctor
              Peter Pérez?
                  —No, usted me confunde con Puppy. Yo soy Ñoñi.
                  —¿Noñi? Yo tengo una sobrinita haciendo el jai escul
              en Canadá, que también se llama Ñoñi. Qué confidencia,
              ¿verdad? ¿Y qué está haciendo Peter ahora?
                  —Sigue en París. En la última carta nos decía que
              pensaba dictar una transferencia en la Universidad de Las
              Hormonas.
                  —Ay, eso es fantástico. ¿Y sobre qué versaba la coin-
              cidencia?
                  —Guá, sobre antropología. Usted sabe que él se graduó
              de antropófago.
                  —Niña, ese Peter es inmortal. Cuando yo estuve en
              Europa,  puede  decirse  que  pasamos  todo  el  año  santo

                                        449
   444   445   446   447   448   449   450   451   452   453   454