Page 446 - Sencillamente Aquiles
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sencillamente aquiles
eva:
Un pedacito… Sé bueno…
Pruébala… ¡Sabe a bizcocho!
adán:
No puedo. Comí topocho
y a lo mejor me enveneno.
(Furiosa, escupiendo plomo,
Eva coge un arma nueva
y antes de que Adán se mueva
se la sacude en el lomo.)
eva:
¡Vamos, Adán, no más plazos!
Aquí tienes dos docenas:
¡Te las comes por las buenas
o te las meto a escobazos!
adán:
Bueno, sí, voy a comer:
pero no arriesgues tu escoba,
mira que el palo es caoba
y es muy fácil de romper!
(Y arrodillándose allí,
como un moderno cristiano,
coge la fruta en la mano
se la come y dice así):
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