Page 39 - Sencillamente Aquiles
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PASA MI PADRE
Ahí va mi padre pedaleando su bicicleta de jardinero.
Él lleva sin saberlo, la poesía como una violeta en el
[sombrero.
Y a mi niñez le gustan entusiasmadamente sus zapatos
que son como unos caballos viejos y cariñosos.
En aquellos tiempos estaban muy baratas las cosas.
Teníamos una casa de flores que solo nos había costado
a razón de un sufrimiento insignificante el metro cuadrado.
Figúrense cómo estarían las cosas de tan baratísimas
entonces, que yo tenía una hermana llamada Lilia
a la que no llegué a conocer porque se murió aprovechando
lo barata que se había puesto la muerte por aquellos días.
Mi padre pagó en cómodas cuotas la muerte de aquella
niña: todos los días al llegar del trabajo, lloraba un poquito
sobre el hombro de mi madre.
Y en cosa de cinco meses estuvo saldada la deuda con la
muerte, cosa que no se puede hacer hoy día. ¡Todo está
ahora tan caro!
¡Con decir que las lágrimas están reguladas por el
departamento de control de precios!
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